Die Gottesformel es un libro que te recomiendo para un viaje largo o cuando puedas leer sin interrupciones, sin que nada perturbe tu atención de la historia del Profesor Tomás Noronha, lo anterior en razón que de la cantidad de razonamientos que surgen en la lectura, es muy fácil perderse cuando se realiza de manera descontinuada.
En mi opinión la historia te atrapa y no precisamente por la aventura
que hay en ella, no significa que no existe, sino por la búsqueda de la verdad
absoluta y las respuestas que poco a poco vas obteniendo se convierten en una
obsesión para el lector, de hecho los escenarios en los que anduvo el profesor
Noronha no fueron tan descriptivos, recurso que remarcan otros autores. A lo
mejor eso fue premeditado; lo más importante era el mensaje y no tanto la
ubicación geográfica en la que sucede.
Lo anterior no quiere decir que los escenarios en Irán y Portugal no
fueron descritos con detalles, sino que durante la estadía del profesor, no se
enfatizó tanto como cuando se adentró en el Tibet, que incluso sentías que
caminabas junto al protagonista. A lo que me refiero es que lo que este iba
descubriendo en todos los lugares en los que anduvo, opacó de gran manera lo
que el lector podía apreciar, la búsqueda de la verdad absoluta y lo fascinante
de ello, hizo que se olvidara por momentos, donde estabas.
Uno de los elementos por los cuales considero muy buena esta historia
es porque nunca se trató de recalcar el clásico y típico enfrentamiento entre
la ciencia y la religión, entre los creyentes y no creyentes. No, de hecho
el autor se da la tarea a que llegues a la conclusión que ambas son parte de lo
mismo, busca la manera que el lector logre atar cabos sueltos y dudas
existenciales que pueden llegar a darse a lo largo de la historia. En pocas
palabras, en Die Gottesformel te
invita a creer que la ciencia puede explicar y comprobar científicamente la
existencia de Dios.
La historia tiene un escenario inicial en la época de Albert Einsten,
que al mantener una conversación con un político de alta incidencia, crea una
paranoia en ciertos círculos lo cual provoca una búsqueda del último trabajo
del reconocido físico, a lo que conocemos como el manuscrito de Einsten.
La velocidad en la que transcurre la historia es fluida, no enfatiza en
elementos accesorios o de poca trascendencia en la historia, de hecho cuando el
Profesor Tomás Noronha conoce a Ariana Pakravan (que en lo personal, por como
la describieron, me la imaginé como a Aishwarya
Krishnaraj) fue el primer momento en que sacudieron bruscamente su vida, y tal
y como sucede en novelas de este tipo, nunca falta la bella acompañante del
protagonista que es experta en la temática principal de la trama y la convierte
en uno de los ejes de la historia, si bien esto último se está convirtiendo en
un cliché en el mundo de las novelas de este género.
La obra del escritor portugués José Rodriguez do Santos, es
recomendable a cualquier tipo de lector, si bien se maneja un lenguaje técnico
en gran parte de la historia, te la exponen de una manera simple, de hecho el
profesor Noronha no es un físico o matemático, lo cual justifica tantas
explicaciones de cálculos y ecuaciones, por todo lo anterior no vas a
confundirte en ningún momento.
Por otra parte, te recomiendo más aun esta lectura si tu eres una de
esas personas que tienen poca empatía con el lado espiritual o religioso, si
eres una persona que le cuesta creer en un ser superior, esta novela te va a
encantar. En ningún momento busca decirte <<cree>> sino que te hace
planteamientos físicos que buscan llevarte a pruebas científicas sin desmeritar
lo plasmado en los textos sagrados de las religiones, como escribí antes, busca
que le des un sentido físico y matemático a la existencia de Dios.
Mi calificación a esta novela es de 8/10. Léela, te garantizo que te va
a gustar.
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